Una de las ventajas de la economía digital y de convertir tus habilidades en un negocio en línea o que se puede dar a conocer en línea es el de ponerle precio a tus servicios. Sin embargo, y aunque parezca una tarea fácil, no lo es.
Además de las variables que hay que tener en cuenta para fijar el precio, hay que tener en cuenta que uno muy bajo quizás no te permitirá tener un buen retorno de lo invertido y uno muy alto puede espantar a potenciales clientes.
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“La primera vez que me tocó sentarme a poner precio a mis servicios quise llorar, literalmente. No sabía por dónde cogerlo, ni qué precio poner a mis servicios, ni mucho menos cómo planteárselo al cliente a la hora de darle el presupuesto”, explica Salima Sánchez, profesora de Neuromarketing, SEO Copywriting, Psicología del Consumidor y RRSS, y autora de ‘Estrategias de Copy + Neuromarketing y SEO’.
Estos son los aspectos que Sánchez tiene en cuenta para fijar los precios de sus servicios y pueden ser una guía para los tuyos:
Gastos del negocio
Lo más recomendable es que hagas un Excel con todo aquello que debes tener en cuenta: desde alquileres hasta los programas que necesitas para trabajar, etc.
Además, es importante que ajustes el contenido del mismo, porque la primera vez se te van a olvidar cosas.
Cuánto quieres ganar
De igual forma, debes preguntarte cuánto necesitas para poder sobrevivir. Si no eres realista con esta cifra, venderás tus servicios por debajo de tus posibilidades.
Olvídate de «voy a ponerlo barato, que estoy empezando». Tienes que vender tu servicio acorde con la calidad que ofreces y con lo que es rentable para ti. No te regales.
Vacaciones y días libres
No todos los días estás igual de inspirado y debes ser consciente de ello, por eso la principal recomendación es valorar tu productividad.
Eso sí, de una forma realista. Porque si no, luego vendrán los latigazos a uno mismo por no haber cumplido con los objetivos.
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Costo emocional
Es, en pocas palabras, el tiempo que le vas a robar a tu familia, amigos y a ti mismo, dejando de hacer las cosas que deseas hacer.
Muchas veces pensamos que ser independiente consiste en trabajar más horas que el sol.
Una buena forma de tener en cuenta este aspecto es organizarte para no tener que hacer nada los fines de semana. Eso puede ayudarte a estar mejor contigo mismo.
Tiempo invertido
Ten en cuenta que no todas tus horas pueden facturarse, también necesitas organizarte, investigar, tener reuniones con clientes, etc. Ese tiempo también debes considerarlo a la hora de poner tus tarifas.
Además, también es recomendable que apliques ciertas reglas de productividad para tratar de mejorar tu eficiencia. Si, por ejemplo, en las horas de la tarde te sientes menos productivo, ahí deberías dedicarle el tiempo a las tareas más sencillas.
Salud mental
Existen clientes que nunca te van a interesar porque pueden acabar con tu salud mental.
Inseguridades, el síndrome del impostor y los pensamientos intrusivos… La mejor forma de controlarlos es evitar las relaciones tóxicas, incluyendo a los clientes, por supuesto.
“En resumidas cuentas, establecer tus precios no conlleva solamente tener en cuenta gastos y posibles beneficios, sino también cuestiones emocionales que afectan a tu día a día”, concluye Sánchez.
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