La segunda entrega de nuestro Diccionario del Emprendedor sigue apostando por una serie de contenidos que buscan orientar a los emprendedores sobre los conceptos y términos necesarios para desarrollar un emprendimiento. En esta ocasión vamos a ver uno de los aspectos más relevantes de las startups o empresas emergentes de tecnología: el crecimiento.
Si entendemos ‘startup’ como cualquier negocio que aplica una solución innovadora habilitada por tecnología que tiene el potencial de lograr la escalabilidad, podemos ver que el crecimiento escalable es la característica esencial de una startup.
Y aunque las startups fracasan por diversos motivos como la falta de capital, el no encontrar el producto adecuado para el mercado, la falta de flexibilidad y un modelo de negocio sostenible, entre otras, todos ellos terminan afectando su capacidad de crecimiento. De hecho, el 70% de las empresas tecnológicas emergentes fracasan, por lo general alrededor de 20 meses después de la primera obtención de financiamiento, según datos de CB Insights, una plataforma global de análisis de negocios. Así que el crecimiento también es fundamental para la supervivencia de las startups.
Escalabilidad
La escalabilidad es la capacidad que tiene un negocio para aumentar sus ventas de forma exponencial al tiempo que su costo marginal es relativamente bajo. Y esto es posible ya que con una propuesta de valor basada en tecnología, el crecimiento no depende como tal de los activos físicos o del tamaño del equipo de trabajo, como sí sucede en un negocio tradicional no basado en tecnología.
Netflix, Uber y Airbnb son ejemplos de compañías que nacieron como startups con el objetivo de crecer exponencialmente, atender a millones de usuarios y en unos pocos años convertirse en las compañías multimillonarias que vemos hoy.
El ‘valle de la muerte’
Cuando los emprendedores se quedan sin recursos financieros para continuar el negocio se dice que están en el ‘valle de la muerte’. En otras palabras, se trata de la dificultad para cubrir el flujo de caja negativo cuando el producto o servicio aún no genera ingresos, por lo general en las primeras etapas de la startup, o cuando se gasta desmesuradamente.
Pero, ¡atención!, aunque hablamos principalmente de números y finanzas, lo cierto es que también existen otros motivos que pueden llevar al ‘valle de la muerte’: gestión del talento humano (emparejamiento entre competencias y roles), aspectos comerciales y operativos que no se corrigieron, falta de apoyo (herramientas, mentores, incubadoras y entidades de apoyo al emprendimiento), así como la falta de planificación (tener un norte bien definido) y la flexibilidad (adecuarse a las circunstancias sin cambiar el norte.
¡Growth Hacking!
En el mundo de las startups existen muchos términos que vienen de Silicon Valley, la cuna de las startups, como el caso de Growth Hacking que fue acuñado por el famoso emprendedor Sean Ellis en el 2010. Se trata de un conjunto de habilidades y conocimientos en software y marketing que buscan impulsar el crecimiento acelerado de un negocio con el mínimo gasto y esfuerzo posibles.
Una de las cosas que caracteriza a esta disciplina es la experimentación. En el Growth Hacking se prueba, monitorea, analiza y ajusta, y se utilizan todas las técnicas y estrategias que conduzcan inequívocamente a crecer, de ahí el término traducido al inglés.
Vale decir que esta disciplina no solo puede ser efectiva a nivel macro para el crecimiento exponencial de una empresa nueva o una establecida (de hecho, hoy en día cualquier empresa), sino que también funciona para hacer crecer una red social, un sitio web o una comunidad en el entorno digital.
Si quieres saber más sobre emprendimiento en moviendonegocios.com te recomiendo: “Un emprendimiento consiste menos en construir empresa y más en enfocarse en los problemas de las personas”, Luis Huertas, CEO de Littio.
