Hace algunos días tuve una entrevista imperdible con Luis Huertas, CEO de Littio, quien afirmaba que hacer un emprendimiento tiene menos que ver con todo lo que conlleva una empresa y más con resolver los problemas de las personas. Aunque puede generar sorpresa, es una expresión que tiene mucho que ver con la idea de que los emprendedores deberían enfocarse en el para qué y no en el cómo.
Vamos por partes. En el afán de construir empresa y crecer, se suele concentrarse en el día a día de la operación descuidando la verdadera razón del negocio: resolver el problema.
Y no importa si tu solución, por ejemplo, atiende a las personas excluidas del sistema financiero tradicional o facilita un determinado proceso al interior de una empresa; todos los emprendedores en cualquier industria le están resolviendo un problema a alguien.
El verdadero problema surge cuando los emprendedores se estancan ante los cambios y obstáculos, y pierden la visión del propósito esencial en lo que están haciendo. ¡Lo he visto con mis propios ojos!
Una visión firme y un camino flexible
Recientemente me encontré con una reflexión que Alejandro Souza, fundador de Pixza y cofundador de Wemerang, publicó en LinkedIn y que de cierto modo me inspiró a hacer este contenido.
Desde su experiencia, este emprendedor social afirma que hay que mantenerse fiel a la misión y razón de ser (tu norte, el problema que estás solucionando) pero cambiar las veces que sea necesario para poder seguir avanzando. Y con toda razón, pues la naturaleza cambiante de la startup hará que incluso la idea inicial no sea la misma cuando alcance el éxito.
Para este emprendedor, además, el avance no se debe medir por el progreso sino por los resultados, por lo que hay que estar preparado para cambiar todo el tiempo: si un enfoque, característica o camino a la solución no funcionan, hay que cambiar. Y cuanto más te tome invertir tiempo y recursos en una nueva alternativa para la solución, más cerca estará tu negocio del denominado ‘valle de la muerte’.
En definitiva se trata de aprender a “navegar” tu emprendimiento entendiendo que el escenario constante de experimentación y aprendizaje será tu territorio seguro hasta que dejes de emprender.
Cierro con esta frase de Alejandro Souza: “Como fundador controlas muy poco y siempre tendrás más por descifrar que lo ya descifrado, entonces es mejor navegar abrazando la incertidumbre y no forzando la claridad”.
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