El mundo de hoy reclama y sigue a verdaderos líderes. En los últimos tiempos, con la llegada de la pandemia, las dinámicas se vieron transformadas y el mundo empresarial no ha sido la excepción, las metodologías se han tenido que reinventar y adaptar a lo que hoy conocemos como nueva normalidad.
La virtualidad forzosa cambió las dinámicas del trabajo, transformó todo lo que conocíamos hasta el 2019, muchas empresas se rehusaban al teletrabajo, otras tenían un día de teletrabajo como un premio y/o un estímulo, pero con la llegada de la pandemia esto dejó de ser una opción para convertirse en una obligación. Y entonces ¿qué pasó? Los líderes también tuvieron que reinventarse y encontrar formas de comunicarse con sus equipos.
En ese orden de ideas ¿quién es un buen líder hoy? Es aquel que da ejemplo con todo lo que hace, así logra conmover, convencer y generar credibilidad en su equipo y en sus colaboradores. La nueva normalidad exige que los líderes crean en sus colaboradores, que les den confianza y sean capaces de comprometer a sus trabajadores para que sigan dando lo mejor de sí y cumplan con sus objetivos sin importar el lugar en el que estén.
El liderazgo empresarial no se trata de estar como un jefe o policía detrás de cada uno de los integrantes de un equipo para que cumpla con su trabajo; consiste en ser un aliado que es capaz de dar instrucciones claras, es estratégico, sabe guiar a su equipo, da retroalimentación oportuna y les muestra a los trabajadores cómo lograr los resultados esperados.
Ejercer el liderazgo es adoptar prácticas que han sido exitosas en otros sectores u otros países e implementarlas en su región, en la empresa. Al igual que hacer una revisión de casos de éxito que se puedan adaptar y replicar. Esto es aplicable en el día a día de los negocios, pero también en el manejo de equipos de trabajo.
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