A veces necesitamos que nos sucedan cosas para darnos cuenta de que la vida es lo que nos pasa cuando estamos distraídos haciendo otras cosas. En mi caso, se trató del ataque y los embistes de un toro que me dieron un regalo tan preciado como la vida misma y algunas lecciones que deseo compartirles.
Si no conoces los detalles de lo que me sucedió, puedes leer la historia completa en mi blog. Pero, a grandes rasgos, te puedo contar que cuando sucedió, iba caminando hacia un lago por un camino muy conocido que he recorrido desde que era niña. Muchas veces me he encontrado vacas y toros en la zona pastando sin ningún problema, pero ese día aquel toro se ensañó conmigo.
Cuando bramó ante mi presencia y sentí que no tenía la intención de ignorarme, comencé a alejarme intentando mantener la calma. En ese momento sentí cómo el toro corrió hacia mí persiguiéndome, así que decidí subir por una montaña empinada, la cual él también logró sortear. Durante mucho tiempo sufrí varios de sus golpes y embistes que afortunadamente no me impidieron intentar de manera persistente ponerme a salvo trayendo a mí todo mi poder y conexión con mi cuerpo, y pedir ayuda con mi teléfono; normalmente no lo llevo conmigo porque me encanta desconectarme en la naturaleza, pero por alguna razón, ese día decidí hacerlo.
Fueron momentos de emociones muy fuertes y de un sentimiento de estar entre la vida y la muerte. Se trató de una prueba no solo física sino también mental y espiritual, de la que sigo aprendiendo. Pero finalmente pude superarla sin heridas graves o fracturas, pero eso sí muy magullada y con hematomas que ya van curando.
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Estas son algunas de las lecciones que me ha dejado mi encuentro con el Toro, mi maestro:
1. La vida es un regalo
Puede sonar a cliché, pero necesité una situación como esta para entender que la vida es muy frágil y que es un regalo. La vida puede cambiar en cualquier instante, incluso cuando nos sentimos seguros en lugares que nos son familiares. En cualquier momento, algo puede pasar que te cambia la vida para siempre.
La vida es un regalo que nos llega cada mañana y por eso debemos ser consecuentes con lo que hacemos. Así que empieza a vivir en el hoy, date el permiso hoy porque no sabes, nunca sabes, si hay un mañana.
2. Al entregar y rendirte, recibes todo de vuelta
En esos momentos de incertidumbre, me llegó a la mente una canción de U2, Bad, donde Bono dice: «solo puedes tenerlo todo, si lo regalas todo». Y aunque pareciera una contradicción, entendí que poseer cosas como el dinero, una casa, o una cuenta bancaria son una ilusión. Todo es un regalo del Universo y solo cuando lo entregas, te rindes a eso y dejas ir todas esas aparentes cosas fijas e inmutables, es que la Vida te regala todo en abundancia, en un fluir eterno.
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3. La sabiduría está en tu cuerpo
Una de las cosas que más me sorprendió de lo que me sucedió es que mi cuerpo y sus instintos más básicos fueron los que me salvaron. En mi instinto más básico de supervivencia había una sabiduría impresionante y un flujo de energía que sabía cómo moverse, cómo moverme y ponerme en lugares seguros y estratégicos. Sentí que en mi instinto más básico también estaban mi Unidad, mi espiritualidad y mi consciencia más elevada. Todo es Unidad, no hay separación.
4. ¿Cómo empoderarte?
Empoderarse frente a una situación de este calibre es posible haciéndolo de forma consciente, trayendo tu poder de todos los lugares y todos los tiempos e invocando tu poder, en tu corazón, a tu plexo solar, a tu útero, a todos tus centros de poder.
Hay que reconocernos completos, soberanos de nuestra energía, dejando de sostener a otros y ser todo para los demás. Tu vida es tuya, y puedes y debes renunciar a las expectativas de las demás personas en tu vida, e incluso a las expectativas de tu propio ego. Invoca tu poder ¡como lo hacen los superhéroes!
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