Al emprender, siempre tratamos de minimizar el número de errores a cometer. ¡Ojalá tuviéramos la receta ideal para resolver cada desafío que se nos presenta!. Pero, en un mundo donde la ineficiencia es vista como un pecado capital, quiero compartirles la idea de la importancia de ser ineficiente para emprender con éxito.
Para lograr la maestría en algo, hay que explorar (y explorar es ineficiente)
Al emprender, y sobre todo al innovar, gran parte del proceso inicial está en explorar. Porque nadie sabe y nadie te puede decir cuál es el producto perfecto.
Por eso, habrá ineficiencias en lanzar algo y que tenga fallas. Pero eso es precisamente lo que se vuelve una barrera de entrada para el resto. Mientras más complejo, más fallas. Mientras más complejo, más difícil es copiarte también.
Puedes perfeccionarte en seleccionar talento, pero nunca será eficiente
Aunque tengas los mejores métodos para entrevistar a alguien, aún así te pasarán algunos malos talentos para la empresa. Y ni hablar de buscar socios.
Al igual que encontrar pareja, este no es un proceso rápido ni eficiente. Y sobre todo en culturas que se están construyendo, donde deberás pasar por algunas malas experiencias para llegar a entender el perfil ideal. No siempre los reclutadores tienen claro lo que necesita una nueva startup.
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Mientras más experto seas, menos aprenderás en cada nueva experiencia
A mí me ocurre que con cada nuevo libro de innovación, aprendo menos, y con cada nuevo curso, es menos lo novedoso. Si antes el 80% me sorprendía, hoy puede ser máximo el 10% si tengo suerte.
Pero esa situación, si bien puede ser exasperante, es valiosa. La cantidad de personas que soporta el recorrer océanos de información para lograr avanzar un 1% en conocimiento es muy poca, y en el largo plazo eso hace toda la diferencia.
Si alguien te dice que se equivocó de camino, ¡felicítalo!
Innovar va a ser siempre ineficiente, pero no por eso ineficaz. Todo lo que se diga sobre el modelo de negocios y lo que funcionará o no, son puras mentiras, hasta que se demuestre lo contrario.
Así que como parte de fomentar una cultura en pro de la innovación, no debes castigar a la gente que defendió una posición que luego fue incorrecta. Lo que debes hacer es destacar el aprendizaje e instruir en cómo plantear las cosas como una hipótesis a testear.
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Ir a eventos y reuniones es ineficiente… y necesario
No tienes que ir a todos los eventos, pero si vas, ojalá tengas la disposición de conocer muchas personas.
Es muy fácil quedarse pegado con los que uno conoce, pero debes correr el “riesgo” de hablar con otros, incluso sabiendo que la gran mayoría de esas conversaciones terminará en nada. Una buena opción (que yo uso) es acercarse a un grupo donde alguien te conoce y le pides que te presente con el resto.
Aprender lo que mejor convierte a desconocidos en clientes es ineficiente
Si bien hay cosas mínimas que tienes que hacer, como gestionar las redes sociales o invertir en marketing, la verdad es que los mejores clientes vendrán de acciones poco comunes o a veces no replicables.
Por ello, tendrás que “perder el tiempo” intentándolo con muchas personas de muchas formas. Lo importante es resguardar el aprendizaje para ir aprendiendo.
Para concluir, la gran mayoría quiere que le presenten a la persona correcta, el método corto, la forma más rápida. Y aunque no está mal hacerlo, muy pocas veces resulta así. Por eso, mi recomendación es que hay que abrazar la ineficiencia (que no es lo mismo que la ineficacia): entenderla, usarla, aceptarla y aprender de ella. No hay otra forma de ser el número 1.
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