Aunque el fracaso y el éxito son relativos, pues dependen de la perspectiva, objetivos y visión del emprendedor, lo cierto es que hay un momento en el que la solución desarrollada no encuentra su espacio en el mercado y es cuando las empresas fracasan.
De acuerdo con un estudio de la plataforma de análisis de negocios CB Insights que evaluó el fracaso de más de 400 startups, estas son las 12 razones principales por las que las startups fracasan, ordenadas de mayor a menor, y cómo evitarlas.
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1. Quedarse sin flujo de caja / No lograr recaudar nuevo capital
Quedarse sin efectivo, en términos de la incapacidad de asegurar el financiamiento o interés de los inversores, es la principal causa del fracaso. Pero más allá de saber equilibrar las finanzas, esa incapacidad puede tener que ver con cualquier aspecto de la startup, por lo que desarrollar una compañía sólida (producto, equipo, mercado, tecnología) puede ayudarte a asegurar el financiamiento.
2. No hay necesidad en el mercado
Puede que estés pensando en abordar algún problema que sea interesante de resolver pero si no satisface una necesidad del mercado, tu solución no tiene futuro. Por esa razón es que muchos de los emprendedores exitosos aconsejan tratar de resolver un problema propio o que esté en tu entorno inmediato, pues así vas a estar más cerca de saber cómo cubrir esa necesidad.
3. La competencia te ganó
Cuando una idea se pone de moda u obtiene la validación en el mercado, no hay duda que otros podrán intentar capitalizar esa oportunidad. Aunque no debes obsesionarte con tus competidores, ignorarlos también te puede llevar al fracaso. Refuerza y optimiza ese valor que ofreces pero no descuides a la competencia.
4. Modelo de negocio defectuoso
Si tu modelo de negocio no es capaz de aprovechar todos los canales que tiene a disposición o no permite formas de generar ingresos a gran escala, los inversores van a dudar y los fundadores no van a poder capitalizar ninguna tracción ganada. En la primera etapa de una startup es necesario probar y ajustar ese modelo a partir de la respuesta en el mercado y de la retroalimentación de los primeros usuarios.
5. Regulación / Desafíos legales
A diario vemos cómo las startups crean soluciones innovadoras en sectores tradicionales que aún no tienen regulación para estos nuevos modelos de negocio. El ejemplo perfecto está en muchos negocios de la denominada economía colaborativa que han tenido serios inconvenientes en distintos países: Uber, AirBnb, Rappi, etc. Evalúa muy bien dónde te estás metiendo, qué tan receptivo podría ser un país o un mercado a ese tipo de solución que vas a desarrollar y cuál es el panorama regulatorio al respecto.
6. Problemas de precios
La fijación de precios suele ser un dolor de cabeza para los emprendedores. Y es que no resulta fácil fijar un precio lo suficientemente alto para cubrir los costos, pero lo suficientemente bajo como para atraer clientes. El precio de un producto o servicio debe ser muy consecuente con su oferta de valor, calidad y recursos para desarrollarlo, pero si tus clientes no lo compran puede que el problema esté, por ejemplo, en el modelo de negocio o en cómo transmites su valor.
7. No tener el equipo adecuado
Contar con un equipo diverso en el que existan diferentes conjuntos de habilidades es uno de los aspectos clave para el éxito de una startup. Sea cual sea la excusa que puedas tener, no dejes de dedicarle el tiempo necesario a evaluar el mejor talento que haga sentido con la misión de tu empresa. Definir muy bien los roles y habilidades necesarios antes de contratar a cualquier persona es el primer paso.
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8. Producto a destiempo
Lanzar un producto o servicio muy pronto puede hacer que los usuarios lo descarten porque no es lo suficientemente bueno, pero lanzarlo muy tarde puede significar perder la ventana de oportunidad en el mercado. Es necesario encontrar un equilibrio entre que el producto tenga cierta madurez pero al mismo tiempo sea atractivo en un momento determinado del mercado.
9. Mal producto
Mucho se habla en el entorno emprendedor que no hay que esperar a tener un producto ideal y perfecto para lanzarlo al mercado, de acuerdo. Pero eso no quiere decir que esa primera versión de tu producto -o cualquier versión- sea tan mala que nadie esté dispuesto a comprarlo. Todos los esfuerzos que hagas alrededor de un producto o servicio van a ser en vano si se trata de algo que no cumple con los deseos o necesidades de tus potenciales clientes.
10. Sin armonía entre equipo e inversores
Es una relación que podría considerarse casi como un matrimonio, donde existen unas reglas de juego claras y ambas partes obtienen beneficios. A la hora de evaluar un potencial inversionista, debes tener en cuenta los aspectos relativos al capital, e incluso su trayectoria y el rendimiento de sus inversiones previas, pero también debes considerar quién o quiénes están detrás, qué tipo de personas son y cuáles son sus valores, y si verdaderamente pueden aportar valor a tu negocio, más allá de un número con varios ceros a la derecha.
11. Pivotar mal
Las startups a menudo se encuentran en situaciones donde se hace necesario cambiar y buscar otras formas y caminos para solucionar un problema. El problema está cuando ese cambio tampoco lleva a la solución. Por eso, es necesario evaluar a profundidad, por ejemplo, por qué un producto o servicio no se vende como se esperaba, e identificar dónde está el problema para actuar en consecuencia.
12. Agotamiento laboral / falta de pasión
El equilibrio entre la vida personal y laboral es algo que en muchas ocasiones los emprendedores no tienen. Por eso, el cuidado de la salud mental, emocional y física es un aspecto que ha cobrado mayor relevancia en el último tiempo, sobre todo después de la pandemia. Y bueno, un emprendedor sin pasión por lo que está haciendo, seguramente lo conduzca al fracaso.
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