Uno de los motivos que hace diez años me impulsó a fundar una academia de emprendedoras que capacitara y reuniera a las mujeres de Latinoamérica fue la falta de representación femenina en el sector. Y aunque el panorama ha cambiado, aún existe una brecha muy importante.
Precisamente, en los últimos diez años la cantidad de mujeres en puestos de alta dirección en el mundo creció solo ocho puntos porcentuales, ubicándose en la actualidad en el 32%, según el estudio Women in Business 2022 de Grant Thornton.
En América Latina, particularmente, esa brecha de género es incluso más amplia. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2021, las mujeres apenas ocupan el 15% de los cargos directivos y solo son dueñas del 14% de las empresas. Y si ponemos la lupa sobre México, mi país, hay que anotar que de todos los emprendimientos formales solo el 19% son dirigidos por mujeres. ¡México, Latinoamérica y el mundo entero se están perdiendo de ese talento!
Pero más que desanimarme, datos como estos me hacen reflexionar acerca de la enorme oportunidad que las mujeres tenemos de aportar nuestro universo de habilidades y fortalezas para que cada vez existan compañías más diversas, especialmente en los cargos de toma de decisiones.
Existen diversos estudios que comprueban que las empresas en las que se fomenta la diversidad de género, tanto en cargos básicos y medios como en el nivel directivo, obtienen mejores resultados y aumentan notablemente su beneficio.
En particular, el informe Las mujeres en la gestión empresarial: Argumentos para un cambio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) apunta que más del 57% de las casi 13.000 empresas encuestadas en 70 países señaló que sus iniciativas a favor de la diversidad de género contribuyen a mejorar el rendimiento empresarial.
Pero la diversidad del talento no solo impacta el rendimiento empresarial sino también el atractivo para los trabajadores: casi el 57% de esas empresas concluyó que la diversidad contribuyó de la misma forma a atraer y retener a profesionales con talento. Además, más del 54% de las empresas identificó mejoras en aspectos como la creatividad, la innovación y la apertura; y un porcentaje similar mejoró su reputación.
El informe también destaca que la diversidad de género se traduce en beneficios empresariales y comerciales si las mujeres ostentan al menos un 30% de los cargos directivos y de gestión. El dato negativo es que ese objetivo no se cumple en casi el 60% de las empresas, por lo que no pueden aprovechar las ventajas de dicha diversidad.
Las barreras que dificultan el acceso de las mujeres a los puestos de liderazgo
Alcanzar un grado mayor de diversidad de género tiene principalmente dos obstáculos: la fuga de talento fememnino en el nivel corporativo y las denominadas ‘paredes de cristal’.
El primero tiene que ver con la disminución de la representación femenina al ascender en la escala corporativa, lo que genera que los hombres dominen el nivel directivo. Para el estudio de la OIT, entre más grande es la empresa, más disminuye la proporción de mujeres en la dirección general, pasando del 26% en las empresas pequeñas al 20% en las empresas medianas, y sólo al 16% en las grandes empresas.
El segundo obstáculo consiste en algo muy común que es la segregación por género en los puestos directivos. Así que mientras encontramos más mujeres en puestos directivos en áreas funcionales de apoyo como recursos humanos, finanzas y administración, los hombres son en su mayoría los que ocupan funciones más estratégicas como investigación y desarrollo, operaciones o contabilidad, que por lo general permiten acceder directamente a niveles directivos. El estudio de la OIT destaca que menos de un tercio de las empresas ha alcanzado la masa crítica del 30% de mujeres en los consejos de administración, y en el 13% dichos consejos están compuestos exclusivamente por hombres.
Desde mi experiencia y más allá del entorno corporativo, creo que las mujeres emprendemos de forma distinta a los hombres. En nuestra ecuación de prioridades no está solo el dinero sino también nuestras prioridades personales, nuestro balance y bienestar, y hemos creado ecosistemas y sistemas que funcionan a nuestro alrededor y que son mucho más flexibles, mucho más humanos. En Victoria147, por ejemplo, el 85% de las emprendedoras que llega con nosotros empezó su negocio con una razón de impacto social, no necesariamente con la de ganar dinero. Y esa es otra buena razón del por qué las compañías lideradas por mujeres son mejores para los trabajadores.